En esta
entrada, describiré una actividad que realizamos en clase de LITERATURA
INFANTIL el día 20/04/2016 en la Universidad La Salle.
En la clase
anterior, nuestra profesora nos avisó de que debíamos ponernos en grupos de
tres personas y elegir una de las siguientes opciones para cada uno: leer un
libro, narración con libro y cuentacuentos.
-
Para la lectura de un libro, sólo hacía falta traer un libro, el cual tenía que
ser literario, y seguir su lectura mientras se van mostrando las imágenes.
-
En el caso de la narración con libro, también era necesario llevar a clase un
libro literario, pero esta vez, no podrá ser leído, sino que había que narrarlo
con nuestras palabras, al mismo tiempo que se van mostrando las imágenes que el
libro tiene.
-
Y en el último caso, había que contar un cuento folclórico, sin ayudas visuales
ni textuales que nos pudieran ayudar con su narración. Es decir, debíamos
aprendernos en cuento.
En mi caso,
mi grupo de tres estaba formado por Inma, Iván y yo, quienes decidimos que la
mejor manera de escoger el papel que tenía que desarrollar cada uno era echarlo
a suertes.
Para ser
sincera, todos preferíamos el libro leído, ya que al tener el texto delante, a
pesar de los cuentos son fáciles de contar y leer, siempre nos da seguridad
tener el texto de apoyo, por si nos perdemos o nos ponemos nerviosos, además de
que esto requiere menos preparación.
Obviamente,
la estrategia que menos preferíamos era la de cuentacuentos (cuento folclórico),
ya que era la más laboriosa y la que más preparación requería, pero tampoco
pasaba nada si nos tocaba, ya que, en realidad, no considerábamos “mala”
ninguna opción.
A mí me tocó
la opción del libro narrado. :D
Antes
de la actividad, me informé de cómo debe realizarse la técnica de la narración
con libros, que consiste básicamente en tener el libro delante, para que los
niños a quienes se lo vas a contar puedan ver las imágenes del mismo, y en vez
de leer lo que pone en cada página, describir la historia (sabiendo de lo que
va el libro) según se vayan dando las imágenes, es decir, no se debe contar la
historia ilustrándola con las imágenes, sino que se “cuentan” las
ilustraciones, narrándolas, describiéndolas, apoyándose en los decorados, en
los personajes, en los detalles de los gestos o movimientos…etc.
La
narración con libro es una “narración”, no una lectura, aunque haya quienes
prefieran leer los libros con apoyo gráfico para trabajar la secuenciación de
imágenes y el razonamiento icónico, debido a que la narración con libro está pensada,
fundamentalmente, para trabajar la decodificación gráfica e icónica.
La técnica de
la narración con libro es muy parecida al cuentacuentos, porque en realidad no
se lee, sino que se cuenta, pero con el apoyo de las imágenes.
En
esta actividad, al tener que contarles el cuento a tres personas, el tamaño de
éste no tenía por qué ser grande, ya que al ser pocos, un libro de tamaño medio
podría servir, por eso, escogí el libro sobre el que escribí en la primera
entrada de este blog: “Un poco perdido” de Chris Haughton, el cual considero
ideal para la edad de 2-3 años (como expliqué, como ya he dicho, en la primera
entrada del blog), ya que, como aún lo tenía por casa, pues pensé: “Como éste
ya me lo he leído, y hasta lo he analizado, lo llevo y se lo cuento a mis
compañeros, y así aprovecho y se lo devuelvo a mi profesora, que fue quien me
lo prestó”.
Esto,
si estuviera en una clase de Infantil, no podría haberlo hecho, ya que la
manera más común de leer un libro es poniendo a los alumnos en corro o sentados
frente a ti (en el caso de mis prácticas los cuentos se contaban en el espacio
del tatami, donde se realizaba la asamblea), y con el libro que había escogido
solo podrían ver las imágenes aquellos que estuvieran colocados frente a mí y
en primera fila, ya que es un libro de tamaño mediano, por lo que tendría que
haber elegido otro o contarlo en grupos reducidos.
En
cuanto a la preparación, me repasé la historia del libro el día de antes de la
actividad, pero no lo ensayé como es debido con nadie, ni delante del espejo,
simplemente pensé en dejarme llevar y contarlo lo mejor que podía en clase.
En
el momento de realizar la actividad práctica en clase, como nos faltó uno,
tuvimos que acoplarnos con otro grupo, y cada uno se dispuso a contar su
cuento.
La
primera vez, comencé yo, contando mi cuento a Silvia, Emi, e Iván. La verdad es
que romper el hielo siempre da un poco de vergüenza, y más si vas a contar un
cuento para niños a adultos, como si de niños se tratasen, las siguientes veces
en las que me tocó con diferentes personas, fueron empezando ellos.
Al
principio, para introducir en cuento les dije algo así como “Buenos días, os
voy a contar un cuento que se llama Un poco perdido, pero para ello, hay que
pedirle permiso al libro” y comencé a decir: “Libro por favor, ábrete”, y como
no me hacía caso, les pedí- entre risas por la vergüenza -a mis compañeros que
me ayudaran, con lo que ellos, entre risas también, me ayudaron a pedirle al
libro que se abriera.
Una
vez que comencé la narración, procuré no leer ni una sola palabra de las que en
el libro aparecían, ya que me sabía perfectamente el argumento de la historia,
y la verdad es que no me había preparado ningún guion, sino que el narrarlo fue
más bien improvisado, mientras señalaba los elementos a los que me iba
refiriendo y cuidando la entonación todo lo que podía, para que fuese clara y
atractiva.
Jugaba
también con mis compañeros, a preguntarles “¿es esta la mamá del pequeño búho?”
cuando la ardilla en su intento de ayudar al pequeño búho a encontrar a su mamá
nos llevaba a personajes como un oso, un conejo o una rana, para que ellos
respondieran que no. La verdad es que participaron de manera muy positiva.
Cada
vez que acababa de contarlo, mis compañeros me daban algunos consejos y
opinaban sobre como lo había hecho y qué aspectos podía mejorar, al igual que
hacía yo con ellos cuando acababan su lectura/narración.
De
entre los comentarios que me dieron se podría destacar los siguientes:
-
Ir más despacio, debido a que mi ritmo era adecuado para mis compañeros, pero
para contárselo a niños de 2-3 años podría resultar complicado.
-
Poner voces a los personajes, para que así los propios niños puedan notar
cuando se hablan los distintos personajes, aunque después se lo vayamos a
decir.
-
Podría preguntar cosas como: “¿Qué creéis que pasará ahora?”
-
Como se trataba de una narración, podía “cambiarla” un poco a mi antojo, y me aconsejaron
que en vez de decir que “todos se fueron al nido a comer galletas”, lo cambiara
por “comer alpiste” o algo así, lo cual resultaba más real.
En
cuanto a las cosas buenas que creo que he realizado en mi narración, podría
destacar la entonación, ya que procuré que fuera lo menos monótona posible, y
la teatralicé un poco (tampoco mucho, me daba vergüenza). Además, hice
participar a mis compañeros en distintas ocasiones, y por supuesto, no leí nada
de lo que estaba escrito en el libro, si acaso, algunas onomatopeyas.
Creo
que podría mejorar la teatralización de mi lectura. La verdad es que nunca
antes había contado un cuento y me daba bastante corte hacerlo delante de dos o
tres personas adultas, por mucho que fueran de mi clase, ya que no eran mi grupo
de amigas, por lo que hacer el ridículo daba más impresión y a veces entraba la
risa, pero solo al empezar a contarlo, luego, una vez que estaba roto el hielo,
seguía el cuento con normalidad.
Desde
luego, creo que delante de los niños lo habría hecho mejor, porque no es lo
mismo contarle un cuento a tus semejantes que a tus alumnos o a cualquier niño.
Con
los niños, habría teatralizado más porque no me daría tanto corte, además de
exagerar más las palabras como “GRAAAANDE”, “puntiagudas”…etc, así como los
gestos, para que los propios niños puedan hacerlos conmigo.
Se
supone que ellos mismos te imitan cuando haces los gestos, pero en el caso de
que no lo hagan, siempre podría preguntarles “¿A ver como hacéis GRAAANDE?”
Además,
iría señalando más los personajes, hablando de forma más calmada, cambiando las
voces de los personajes, representando las emociones con el rostro (alegría,
preocupación, sorpresa…etc.) a la hora de contar lo que en el cuento pasa, como
cuando encuentran a mamá búho, o la ardilla le lleva ante animales que no son
su mamá…etc.
Considero
que con el tiempo los cuentos se aprenden a contar mejor, ya que, como con
todo, la práctica hace que vayamos cogiendo soltura y aprendamos a hacerlo, a
pesar de que a los niños los cuentos les van a gustar los cuentes como los
cuentes.
Otra
cosa que podría hacer es que mientras que voy narrando el cuento, sean los
propios niños los que improvisen los movimientos y las acciones de los
personajes cuando la narración lo requiera. Claro que, como narradora, es mi
deber estar atenta para motivar animar y guiar dicha representación.
Considero
buena la estrategia de narrar el cuento, ya que favorece el juego simbólico, la
identificación con los personajes y la comprensión de las acciones.
En
cuanto a la realización del taller, lo considero una buena práctica, porque
nunca sabes verdaderamente como contar bien un cuento sin ponerlo en práctica,
y aunque en mi opinión no lo he hecho mal, sé que se necesita mucha práctica
para hacerlo correctamente.
Además,
he podido fijarme en estrategias que el resto de mis compañeros utilizaban, y
en ocasiones pude encontrarme con algunas parecidas, decidiendo quedarme con
las que más me gustaban.
Por
ejemplo, Marta hizo una que me gustó mucho que consistía en lo siguiente:
Nos
decía (a las personas a las que tenía que contarnos el libro) que nos iba a
contar un libro, pero antes de abrirlo actuaba como si el libro no le dejara
abrirlo, y nos decía que teníamos que pedirle permiso, acto seguido nos lo
ponía delante y nos animaba a darle unos golpecitos para que el libro “se
despertara”, y después lo repetía ella y decía, muy calmadamente y como en un
susurro: “Vale, ahora sí nos deja abrirlo…” y comenzó su lectura tras decirnos
el título del libro.
También,
pude escuchar distintas entonaciones a la hora de relatar un cuento, las cuales
pude ir aplicando las siguientes veces que relataba el cuento, aunque he de
confesar que después de contarlo varias veces ya no me lo curraba tanto, porque
estaba cansada y además me dolía la cabeza, debido al barullo.
Quitando
eso, la actividad me encantó, ya que además de conocer la teoría sobre cómo
contar de manera correcta un cuento, pude ponerla en práctica, cosa que, parece
fácil, pero no lo es. Al menos para mí.
Me
gustaría que llegue el día en el que sepa contar cuentos a los niños y tener la
sensación de que verdaderamente lo he hecho bien. Espero que para la próxima me
salga mejor, e ir mejorando poco a poco.
¡NOSOTR@S
PODEMOS!
Hola Raquel!
ResponderEliminarDespués de tu comentario en mi Blog me ha picado la curiosidad, y aquí estoy!
Tu entrada me ha gustado mucho, la claridad con la que expones tu experiencia me hace ver como la viviste tú.
Tengo que decirte que no sé como serían las primeras veces, ya que yo estuve en tu tercer grupo, pero si te daba corte no se te notaba, yo te vi disfrutar mucho de tu narración, y me hiciste disfrutar a mi también contigo, se te veía muy desenvuelta, lo conocías bien y tanto el tono como el ritmo fueron muy buenos.
Todos iremos mejorando poco a poco, espero, pero para ser una de tus primeras veces te salió muy bien. Enhorabuena, sigue así!
Estupendo, Ana.
Eliminarohhhh que monaaaaa! Muchas gracias! Que sepas que tu también me has subido la autoestima a miii <3
ResponderEliminar¡Hola Raquel!
ResponderEliminarTras escucharte en clase he querido comentarte en el blog.
Lo primero felicitarte por tu entrada ya que pienso que esta completa y bien detallada.
Lo segundo darte las gracias por hacernos disfrutar con tu narración, me rei mucho y me hiciste desconectar a medida que ibas contando la historia.
Es cierto que se te vio nerviosa pero creo que es lo más normal cuando te enfrentas a una actividad desconocida y con gente que no es de tu circulo cercano, pero creo que la has sabido desenvolver muy bien. Felicidades.
Por último, desde mi punto d vista, creo que deberias cambiar las voces a los diferentes personajes para facilitar la comprensión de los niños.
Espero que te sirva mi comentario. Un saludo y feliz lunes.
¡Hola Raquel!
ResponderEliminarTras escucharte en clase he querido comentarte en el blog.
Lo primero felicitarte por tu entrada ya que pienso que esta completa y bien detallada.
Lo segundo darte las gracias por hacernos disfrutar con tu narración, me rei mucho y me hiciste desconectar a medida que ibas contando la historia.
Es cierto que se te vio nerviosa pero creo que es lo más normal cuando te enfrentas a una actividad desconocida y con gente que no es de tu circulo cercano, pero creo que la has sabido desenvolver muy bien. Felicidades.
Por último, desde mi punto d vista, creo que deberias cambiar las voces a los diferentes personajes para facilitar la comprensión de los niños.
Espero que te sirva mi comentario. Un saludo y feliz lunes.
Ahora si, que antes lo subi desde otra cuenta.
Bueno... no estoy de acuerdo contigo en lo de cambiar las voces de los personajes en una narración con libro, Emi. Todavía en un cuentacuentos y si hay solo dos o tres personajes muy definidos... Lee lo que dice el tema en relación con esto.
Eliminarjajajaa joe me habías dejado rayada, no sabía quien eras, menos mal que lo has vuelto a poner.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, yo también disfruté mucho con tu narración, además me gustó mucho :D
La verdad es que sí estaba nerviosa y más en tu grupo que empecé yo jajaja
Como he dicho en la entrada, una de las cosas que me dijisteis era que cambiase las voces de los personajes, para la próxima lo haré mejor jeje
Gracias de nuevo por tu comentario Emiii <3 Un besiiii
No tienes que cambiar las voces, Raquel. Estás señalando a los personajes en el libro, los niños ya saben quién está hablando... no es necesario para favorecer la comprensión y hay que hacerlo muy bien para no confundir a los niños. Si hubiese que hacerlo, lo pondría en el tema.
EliminarPor lo demás, tu entrada es perfecta.
Ah jeje, pues ya sabiendo esto, lo modifico y lo tengo en cuenta para el futuro, que ya me ha quedado claro.
EliminarGRACIAS :D